Los rosetones, frisos y mosaicos constituyen la principal manifestación de la simetría, tanto en la naturaleza, atendiendo al principio de economía de recursos, como en la obra humana, como reflejo de la observación por parte de los seres humanos de su entorno, así como de su sentido estético.
Desde la antigüedad los griegos,
romanos y más tarde los árabes, realizaban trabajos artísticos (mosaicos)
consistentes en acoplar sobre una superficie trozos de piedra, vidrio, cerámica
u otros materiales, para recubrir suelos, paredes o techos como elementos
decorativos de sus casas, templos, palacios…
Estos objetos pueden ser vistos
como regularidades en las que existe un patrón de repetición, pero también como
el resultado de un proceso dinámico por medio de isometrías.
De entre todos los mosaicos,
vamos a estudiar aquellos que destacan por su interés matemático.
Buscaremos ejemplos sacados de
nuestro entorno de mosaicos, frisos y rosetones en suelos, paredes, techos,
verjas, en monumentos y en la obra gráfica de M.C. Escher.